Mi historia

Lo que me hace única es mi espíritu incansable

Titulada en Trabajo social y Educación infantil, me interesé en estas dos áreas de trabajo a raíz de mi propia historia personal.

Siempre quise dedicarme al mundo de la ayuda profesional, tomase la forma que tomara ésta, ya que deseaba poder ofrecer a otros lo que yo habría necesitado en su día: una visión holística, un trabajo profundo que abarcase desde lo mental a lo espiritual pasando por lo emocional y las causas físicas de cualquier problema, y por supuesto, que también pasase por lo social, sin lo cual no podríamos desarrollarnos plenamente como seres humanos totales.

Como seres sociales que somos, necesitamos aprender a vivir en una equilibrada interdependencia, no sólo a nivel físico para cubrir nuestras necesidades básicas desde la más tierna infancia, si no también a nivel emocional y psicológico, así como a nivel estructural, ya que somos parte de una sociedad estructurada de una manera determinada que influye en nuestra capacidad de bienestar, y cuyas políticas y ramificaciones nos afectan de manera directa o indirecta.

Debido a varias experiencias vividas derivadas de trauma en mi pasado, me encontré con que en muchas ocasiones, la ayuda está tan parcializada y compartimentada (además de muy limitada en ocasiones), que es muy difícil encontrar profesionales que puedan abarcar todas las áreas e incluirlas en el proceso de sanación y recuperación de una misma, para alcanzar una armonía vital plena y duradera.

Por ello, he dedicado tanto mis años de formación como mi propia vida desde hace más de 20 años a estudiar, conocer, llevar a la práctica e integrar en mí todas las herramientas con las que he ido trabajando: desde la psicoterapia y psicoanálisis, pasando por las meditaciones del mundo, mindfulness y atención plena; al análisis sistémico, hipnosis Ericksoniana, la bioenergética, Somatic Experiencing, movimiento expresivo y Río Abierto, entre otras.

Tener todos estos recursos en mi caja de herramientas personal me ayudó a poder transitar un síndrome de burnout derivado de un proceso de trauma y enfermedad física muy complejo, que afectó a mi sistema nervioso y me llevó al borde del colapso.

Pero salí de ello fortalecida, más sabia y centrada y con un aprendizaje existencial de gran magnitud.

Aquí nace Aprendiz de la Existencia

Tras ese despertar personal, no hubo vuelta atrás. Tuve más clara que nunca mi misión, y me di cuenta que toda la vida había estado entregada a ello de forma más o menos consciente.

Todos aquellos que me conocen en profundidad: mi pareja, mi familia, mis amigos, mis terapeutas y maestros, así como las personas con las que he tenido el placer de trabajar en este tiempo, dicen que tengo el don de la intuición y la ayuda a los otros.

Y siento que tienen razón. En muchas ocasiones soy la amiga a la que llaman cuando tienen un problema al que no encuentran solución o soy la persona a la que acuden cuando el mundo se les cae encima.

Al principio esto lo vivía con mucha dificultad y ansiedad, porque en mi infancia me enseñaron poco sobre poner límites saludables y no sabía ni tenía capacidad suficiente para gestionar la avalancha emocional que a veces me llegaba de los demás. La sentía como propia en mi cuerpo y me costaba reconocer y separar lo que era mío de lo que era de otros a nivel mental y emocional. Hasta el punto de quedarme completamente drenada de energía cada vez que veía a ciertas personas o las intentaba ayudar.

Por extraño que pueda parecer, esto no era debido únicamente a mi capacidad empática. Si no que lo que me afectaba era la contradicción que existía en muchas ocasiones entre lo que yo sentía que me llegaba de esas personas a nivel emocional y lo que intuía que había detrás de lo que me decían.

Ahí me di cuenta de que poder ver tras las máscaras que nos ponemos consciente o inconscientemente, se sentía en ocasiones como un don y en otras como una frustración.

A partir de ahí fui trabajando y profundizando cada vez más en esos dones y fortalezas naturales y complementándolos con mucha práctica y guía consciente, en especial con el trabajo con el cuerpo y con mi sistema nervioso para dotarlo de mayor capacidad para acoger todo. Fui creciendo también en confianza en mí misma al ver que sí era capaz de guiar a otros hacia sí mismos y ayudarles a encontrar su propio camino único, a la vez que continuaban cuidando de sus relaciones y vínculos, tan necesarios.

Por todo ello, mi propósito es el de ayudar a conectar y profundizar en nosotros mismos y en colaboración con los demás para nutrirnos mutuamente de experiencias y aprendizajes comunes que nos hagan avanzar como humanidad y alcanzar mayor plenitud vital.

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